Turismo Comunitario en Acción: El Caso de La Comuna Gilces en Crucita
© Jonathan Andrés Giler Moreira

beroamérica y el Caribe, crisol de culturas bullentes, panoramas asombrosos y un relato hilvanado con hebras de aguante y legado ancestral, han sido por larguísimo tiempo un destino que suscita aventura y exploración. Empero, aparte de las rutas turísticas comunes, palpita un movimiento callado pero robusto: el turismo vecinal. Esta manera de viajar y de enlazarse con los territorios surge como una contestación fidedigna a la pesquisa de vivencias significativas, donde el encuentro con los núcleos de población locales deviene el meollo del periplo.
Desde las sublimes cimas andinas hasta las selvas tropicales repletas de vida, pasando por los litorales caribeños salpicados de matices y cadencias, las poblaciones de nuestra región han custodiado celosamente sus usos y costumbres, su saber añejo y la honda conexión con sus entornos naturales. Hoy, muchas de ellas abren sus accesos con una perspectiva nítida: compartir su universo bajo sus propios términos, creando oportunidades de desarrollo que honren su identidad y coadyuven a la viabilidad de sus territorios.






